ME GUSTA CUANDO CALLAS

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
(Pablo Neruda)


¿El poeta más importante del siglo XX? Así lo cree Gabriel García Márquez, que de esto sabe un poco. Premio Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda es una de las referencias absolutas de la literatura en castellano de todos los tiempos. Su poema “Me gusta cuando callas” o “Poema XV” pertenece a “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” y fue publicado en 1923. Neruda tenía 19 años. Es una de las piezas más populares del autor chileno.

A nivel métrico, está compuesto por veinte versos alejandrinos con rima consonante en los versos pares. Su estructura, así como algunos elementos estéticos, acusan cierta influencia el modernismo poético que, con Rubén Darío al frente, había irrumpido con fuerza inusitada a principios del siglo XX. El modernismo, con su culto a la belleza, trascendió no solo en literatura, sino en las artes plásticas, la arquitectura, las artes decorativas y el diseño.

Pero “Me gusta cuando callas” es mucho más que un poema de adscripción modernista
La prolífica y celebrada trayectoria de su autor nos permite disfrutar de esta pieza con una perspectiva más amplia. El tema central del poema es el amor. Pero la rica sustancia que palpita en cada verso transforma “Me gusta cuando callas” casi en un tratado filosófico sobre el amor.

Toda la pieza está bañada en la melancolía de la ausencia. Neruda dirige sus versos a una persona que no está, a la que no puede alcanzar, que calla, como la noche, como si hubiera muerto… Así, el poeta chileno establece relaciones semánticas entre ausencia, silencio, lejanía, a través de símiles, paralelismos y metáforas. Todo ello para representar la ausencia de su amada y la soledad del amor. La ausencia es noche callada y estrellada, es anillo, es lámpara. Es silencio. Pero es. Forma parte, también, del amor.

El tono melancólico, a media luz, casi lánguido, encuentra su contrario en el último verso
El autor se alegra, acepta que el amor es un estado contradictorio, en permanente conflicto, pero el amor es vida, aunque el silencio lo acerque a la soledad y a la muerte. Así, “Me Gusta cuando callas”, describe el amor como la feliz imposibilidad de poseer al sujeto amado, como la aceptación de que amar significa tolerar la ausencia, asomarse al abismo de la soledad. Porque tras el silencio, llega la palabra, la sonrisa. Y vuelve la alegría.


El éxito de este poema se explica gracias a que Neruda ha logrado describir de forma sencilla pero sutil la contradicción del amor, el dolor de la ausencia que es, también, satisfacción. En suma, Neruda atrapa en 20 versos un sentimiento universal

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