PALACIO DE BELLAS ARTES


Encargado por el entonces Presidente de México Porfirio Díaz (1830-1915),  el Palacio de Bellas artes se comenzó a construir en el año de 1904 en el marco de los festejos del Centenario de la Independencia de México (1910) con el nombre de Teatro Nacional.

Fue construido en 2 etapas, la primera de 1904 a 1913 proyectada por el arquitecto Adamo Boari, sin embargo no pudo ser concluida al interrumpirse los trabajos por el inicio de la Revolución Mexicana, el destierro de Porfirio Díaz y la gran inestabilidad política del país. La segunda etapa sería de 1932 a 1934 con un nuevo arquitecto al mando Federico E. Mariscal quien modificó el proyecto original de Boari para que el teatro se adaptara a las nuevas necesidades culturales y a los intereses nacionales.

Primera Etapa (1904-1913)

El Nuevo Teatro nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, sería erigido a un costado del parque de la Alameda, en el lugar que era ocupado por el antiguo Teatro de Santa Ana, el cual fue demolido tan solo algunos meses después de que fuera encomendado el proyecto, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

En 1901 le fue encargado el proyecto al arquitecto italiano Adamo Boari (1863-1928) con el fin de construir un Teatro nacional que superara en todos lo sentidos a los mejores teatros europeos. Fue entonces que Boari se dedicó durante casi dos años a recorrer Europa para estudiar los mejores teatros. En su viaje Boari se encontró con un nuevo movimiento cultural y artístico , el Art Noveu, y fue así como decidió que el nuevo Teatro de México debía seguir esta tendencia, no olvidándose de las antiguas proporciones clásicas.




Fue así como Boari presentó un proyecto ya de por si ecléctico cuya condición se acentuaría con el largo periodo de construcción y los cambios posteriores al proyecto original. Entregó 18 planos, 2 acuarelas y la memoría explicativa del proyecto en la que describió:

El teatro surge en el centro de la capital al lado de un vasto y añoso parque. Una pérgola recubierta de flores tropicales liga y conjuga el antiguo bosque con los nuevos jardines del teatro. El edificio esta revestido íntegramente, en sus cuatro fachadas, de marmoles italianos y mexicanos. Mide 96 m de frente por 116 de largo, y ocupa una superficie de dos hectáreas, incluídas rampas y escaleras. La disposición particular del edificio es la siguiente:

I. Dobles entradas laterales para el servicio de los carruajes.

II. Un gran jardín cubierto en vez de “foyer”.

III. Una cúpula colocada sobre el jardín y no sobre la sala de espectáculos.

IV. La sala de espectáculos en forma de embudo, con el pavimento en una superficie cóncava y las galerías voladas.

V. El nivel de la orquesta móvil, dividido en tres secciones que pueden levantarse hasta el nivel del foro.

VI. La bocaescena sin cortinajes y sin arlequín, con iluminación periferica  y con una caja acústica en la bóveda.

VII. El telón en forma de cortina con cristales opalescentes.

VIII. Movimiento hidráulico y eléctrico para la maquinaria escénica.

IX. Un gran ascensor para llevar los carruajes y coches desde el nivel de la calle hasta el escenario.

X. Luz solar directa en todo el teatro. Iluminación eléctrica completamente oculta, muros y plafones luminosos.

XI. Cabinas para dos proyectores: una frente a la sala de espectáculos y la otra en el fondo del escenario.(1)


En esta etapa se construyeron la cimentación (1905) donde se utilizó el sistema constructivo de emparrillado de viguetas, con relleno de concreto, debido a la naturaleza del suelo (baja resistencia) en esa zona de la Ciudad de México; la estructura metálica (1906), Fachadas, Ornamentación, Altorrelieves, Herrería, cortina y maquinaria del escenario (1907-1910).

Construcción: 1906


Construcción Cúpula 1908.
Segunda Etapa (1932-1934)

Tras los años de la revolución y con el país más estable se comenzaron las obras de terminación del palacio. Federico E. Mariscal presentó el proyecto de adecuación de la idea original de Boari, orientado a aprovechar  los interiores y demás espacios de una manera más funcional, considerados en el proyecto original como elementos únicamente decorativos.

Así surgió el Palacio de Bellas Artes, sede el Instituto Nacional de Bellas artes y fue integrado con un museo que respondía a las nuevas necesidades culturales del país. Se sustituyeron algunas esculturas y medallones propuestos por Boari para incluir obras de los grandes muralistas mexicanos: Orozco, Siqueiros, Rivera, Gonzales Camarena y Tamayo.

En esta etapa se terminaron las obras exteriores, los interiores como el vestíbulo, el hall, la sala de espectáculos, las salas del Museo de Artes Plásticas, los talleres (restauración, fotografía, vaciado y encuadernación), Museo del libro y biblioteca, Museo de Artes Populares, Restaurante y los murales del tercer piso.



Finalmente fue inaugurado el 29 de septiembre de 1934 por el entonces presidente de México Abelardo Rodríguez. Hoy a sus casi 76 años sigue siendo un edificio emblema de la Ciudad de México, y abrió las puertas al desarrollo cultural y artístico del país.

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